¿Qué es la Educación Emocional?
Hay diversos autores que pueden
dar respuesta a dicha pregunta, sin
embargo, es esencial hacer mención a Rafael
Bisquerra (catedrático de Orientación Psicopedagógica en la Universidad de Barcelona)
quién desde mediados de los años noventa se ha centrado en la investigación
sobre la educación emocional y la define como: “una innovación educativa que responde a necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias.” Plantea además,
que el objetivo principal que debe cumplir es: “el desarrollo de competencias emocionales: conciencia emocional,regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar." Es necesario para fortalecer el
desarrollo emocional que se complemente con el desarrollo cognitivo, dando
lugar al desarrollo integral de la personalidad.
En 1995 con la publicación de Inteligencia emocional de Daniel Goleman se empezó a tratar el
tema de una forma más generalizada, este autor la definía como “la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos, así como los ajenos, de motivarnos y de saber manejar las
emociones”. Gracias a las investigaciones neurocientíficas que se han
realizado durante los últimos 20 años, podemos corroborar que debido a nuestra
esencia como personas, la razón y las emociones no se pueden separar, por tanto,
para poder educar la razón, no podemos olvidar que debemos pasa por las emociones.
La preocupación por la educación
emocional en los colegios comienza en el siglo XXI en un encuentro (que tuvo
lugar en Washington) entre eminencias de las ciencias de la educación y de la
filosofía budista. Aquí se plantearon cuestiones referentes al modelo educativo
de entonces y la conclusión que se obtuvo entre neurólogos, educadores y
pedagogos fue que la educación necesitaba, de forma urgente, un cambio que
diera lugar a una nueva educación basada en el respeto, en la cooperación con
lo demás y que, al mismo tiempo, se pusiera en manos de nuestros alumnos
técnicas para ayudarles a reconocer sus propias emociones.
Sin embargo, ¿es fácil conseguir
este cambio educacional? ¿Cómo podemos llevar a cabo esta iniciativa dentro de
las aulas? ¿Es compatible con los objetivos que, por ley, tenemos que cumplir?
El documental japonés “Children
Full of Life” (“Pensando en los demás”) responde de forma clara a todas
nuestras preguntas. Se trata de la historia de un año escolar en la clase del
profesor Toshiro Kanamori quién realiza sus lecciones dando lugar a la
creatividad, a la expresión de los sentimientos, al desarrollo de la empatía y
del respeto, además de impartir el temario obligatorio que por el curso en el
que se encuentran sus alumnos debe impartir.
César Bona, considerado el mejor
profesor de España, plantea las claves de la nueva educación y propone que “se trata de un movimiento hacia lo positivo”,
afirma que es necesario estimular la creatividad y la curiosidad, aprender a
gestionar las emociones e involucrar a los padres en la educación de sus hijos.
Según Bona “es un reto convencer de que las clases se pueden hacer de otra manera,
especialmente a los padres, cuando te sales del libro y trabajas por proyectos”. Ha demostrado a través de la experiencia la
importancia que tiene la actitud del docente puesto que dependerá de ella que
los alumnos disfruten y si conseguimos que disfruten, aprenderán mejor y no
sólo en ámbito teórico sino que desarrollarán su personalidad y sus habilidades
sociales. Es esencial confiar en nuestros alumnos, provocar momentos de
reflexión, inculcarles el respeto, animarles a superarse, escucharles con
atención y sobre todo, no perder la ilusión, estas son las características que
César Bona defiende, en el encuentro ¡Grandes Profes! 2016 organizado por la Fundación ATRESMEDIA, que debe tener un profesor puesto que son las cualidades de
un líder.
Dentro del ámbito de la educación
emocional también nos encontramos con el profesor Francisco Mora (catedrático
de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense
de Madrid) quién hace hincapié en la diferencia existente entre emoción y
sentimiento. La emoción es algo que está en todo organismo y es la capacidad de
reaccionar ante diferentes situaciones, por tanto, lo único que nos diferencia
en el plano de las emociones a los seres humanos de los animales no es la
reacción sino la toma de conciencia de dicha emoción. Este autor defiende que
la emoción es lo que nos mantiene vivos.
Afirma que “las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención y con
ello el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo, desde un
alimento o un enemigo a cualquier aprendizaje en el aula. Las emociones son la
base más importante sobre la que se sustentan todos los procesos de aprendizaje
y memoria”.
“LA LETRA CON MIEDO NO ENTRA”
Existen diversos estudios que
demuestran que la educación emocional juega un papel muy importante en el
desarrollo de todas las personas y que además, al potenciarla desde la infancia
podemos conseguir un alto rendimiento académico.
Uno de los estudios realizados
presenta los efectos de la educación emocional y la interacción social de los niños
de ocho años internados en un orfanato de Bucarest (Rumanía). Dicho estudio
contó con tres grupos de niños, dos de los cuales estaban formados por niños
del orfanato y el tercero por niños de fuera de este. A uno de los grupos del
orfanato se les planteó un programa de ayuda emocional intensa basado en el
afecto y la empatía, al otro grupo del orfanato no se le puso ningún programa
diferente y el tercer grupo, de fuera
del orfanato, continuó con el tipo de enseñanza de un colegio ordinario.
Pasado un periodo de tiempo, los
tres grupos realizaron el mismo test que consistía en sentarse frente a un
panel que contenía dos pequeñas ventanas iluminadas con luz neutra y botón. La
actividad consistía en apretar el botón cuando el color de una de las ventanas
se encendiera de un tono verde pero si al mismo tiempo se encendía en la otra
ventana una luz roja, no debían apretarlo. Se trata de una tarea que precisa
una atención constante.
Este estudió demostró que el
primer grupo del orfanato que recibió el programa de ayuda emocional y el
tercer grupo de niños que estaban escolarizados fuera del orfanato, cometieron
un mayor número de aciertos que el grupo del orfanato que no contó con ningún
programa. Con estos resultados, se obtienen la siguiente conclusión:
Los niños privados de afecto
presentan déficit en la adquisición normal de algunas funciones ejecutivas
(atención y control de la impulsividad).Sin embargo, con una intervención
temprana de carácter de educación emocional, se pueden mitigar dichos efectos.
Como hemos podido observar, la
educación emocional no es inalcanzable ni algo que lo podemos situar en un
segundo plano en el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos puesto
que como hemos visto, el desarrollo temprano en el ámbito emocional nos asegura
un mejor rendimiento académico. Durante
los primeros años de la infancia los niños tienen una gran plasticidad
cerebral, lo que significa que todos los aprendizajes que se den en esta etapa
son esencialmente importantes sobre todo para el desarrollo de la afectividad y
de los procesos cognitivos.
Debido a los diferentes estudios
realizados debemos destacar la idea de que las emociones se convierten en
facilitadores de la atención y del uso del pensamiento racional lógico y
creativo, además de la mejora de la capacidad de mantener la atención. Es por
esto por lo que, como docentes o futuros docentes, nos debemos plantear que la
educación emocional no es algo que se deba dar como una asignatura especifica
alejada del resto de asignaturas, sino que se debe impartir dentro de cada
lección, debemos ser capaces de conseguir estimular todas las competencias
emocionales dentro de nuestras aulas, de implicarnos con cada uno de nuestros
alumnos para que se desarrollen de forma integral sin ninguna coacción.
Somos parte de una sociedad en la
que se ha demostrado que la educación tradicional no funciona y que es
necesario un cambio educacional que no deje de lado la parte emocional, no
podemos olvidar que estamos formando a niños y que igual que no nacen sabiendo
matemáticas, historia, lengua… tampoco nacen sabiendo manejar y diferenciar sus
emociones y por consiguiente, tampoco son conscientes de cómo manejarse con las
emociones ajenas.
Si a una persona adulta le cuesta
enfrentarse a los problemas de la vida si su estado anímico no es bueno, no
podemos pretender que un niño triste sea capaz de aprender con la misma
eficacia que un niño alegre.
Que verdad es la última frase de la imagen con la que terminas tus notas en el blog.
ResponderEliminarSin emociones nuestro corazón no late.
Si perdemos la ilusión , la emoción, las ganas de experimentar y creer en cosas lo perdemos todo.
No somos estatuas ni robot que repiten un discurso, somos personas que nos emocionamos, lloramos, reímos y eso nos hace crecer día a día como personas.
Algo que es muy necesario dentro de las aulas para que los niños aprendan y puedan desarrollarse plenamente.